A propósito de la Costanera de Valdivia

A la vista está cómo avanza la construcción de la costanera de Valdivia, en su primera etapa, y que pronto será entregada a la comunidad, y  más allá de las opiniones que legítimamente se dan  sobre la estética de sus terminaciones y consideraciones técnicas, hay que reconocer que es un gran proyecto para la ciudad de Valdivia.

Es un proyecto relevante por varias razones: se mejora el espacio urbano, es una señal potente de que estamos mirando el río con otros ojos y porque hemos constatado que se ha dado continuidad a esta obra pública, ya que fue iniciada y gestada en el gobierno  de la Presidenta Bachelet, y no sólo se ha relevado su importancia por el actual gobierno, sino que además se encuentra en proceso de licitación el segundo tramo de la costanera, con fondos provisionados en la Ley de presupuesto del año 2018.

Esta obra se plantea en 5 etapas, en un proceso de construcción de 10 a 12 años aproximadamente, por lo que es muy importante la socialización con la comunidad de Valdivia, que debe ir más allá del municipio local, que por sí es muy importante, donde se reconozca y se haga propio el diseño en toda su integralidad y se haga un seguimiento efectivo a los objetivos finales del proyecto.

Así como avanza esta obra también debiéramos ver avances en otros proyectos de recuperación del borde río y que se encuentran en fases iniciales, como es la costanera cultura en la Isla Teja, la cual ha sido promovida por la principal casa de estudios de esta ciudad (UACh), el borde Fluvial las Ánimas, que tiene el empuje que le da la comunidad de las Ánimas y la Cámara Chilena de la Construcción, y también el borde fluvial del tradicional Barrio Collico. En estas iniciativas creo que las cosas se pueden hacer más rápido, en pos de seguir potenciando el borde río como el ícono natural más importante de nuestra ciudad.

El Plan de bordes costeros, planteado en el gobierno anterior es tremendamente potente, pero está al debe, ya que se programaron más de 20 proyectos en la Región de los Ríos, y se ha avanzado sólo en Lago Ranco, Panguipulli y Valdivia con obras en curso, pero más de 17 iniciativas aún se encuentran en fases iniciales. Es claro que el presupuesto es  una limitante importante, pero un convenio de programación que aún no se suscribe entre los servicios centralizados, el gobierno regional y los gobiernos comunales, facilitaría las cosas.

Los Municipios son fundamentales en esta acción descentralizadora, saben que la recuperación de los bordes costeros, fluviales y lacustres son altamente valorados por sus comunidades, ya que aportan al turismo y a una mejor calidad de vida, pero con la articulación de los organismos públicos y sí, también de los privados, la inversión se puede incrementar acelerando los procesos.

En el caso de Valdivia, el río también puede ser una opción de conectividad, demandamos más puentes y mejores calles, pero la conectividad por río está poco explotada y otorga tremendos beneficios, sólo es cosa de revisar la historia de Valdivia, en ese sentido la cartera de muelles públicos y la Ley de navegación fluvial aparecen como temas a abordar, y conste que es una discusión que no lleva pocos años.

Los valdivianos debiéramos enfocarnos decididamente en el río, dejar el sesgo de darle la espalda, y comenzar a articularnos de forma integrada para aprovechar las virtudes que nos da la naturales, buenos resultados están al alcance de la mano, sólo es cosa de actuar unidos, y por lo menos en este discurso creo que todos estamos de acuerdo.