Daniel Boroschek: Los animales son parte de la estabilidad emocional de la ciudad
El icónico médico veterinario de Valdivia llegó hace aproximadamente siete años al barrio Plazuela Berlín, con una clínica completamente renovada y ofreciendo una extensa cantidad de servicios para los animales de la ciudad.
Fue en el año 1985 cuando el médico veterinario Daniel Boroschek comenzó a ejercer en la calle Picarte (actual Banco Estado en calle San Martín) en un lugar que correspondía a un bar que arregló para realizar consultas, cirugías, exámenes y todo lo que implica la atención a los animales.
Cuenta, que los primeros cinco años fueron muy duros y terribles, sobre todo porque en esa época la gente no estaba acostumbrada a preocuparse por sus mascotas, hecho que ha cambiado ya -comenta- que las personas ahora reconocen a sus mascotas, quienes luego pasan a ser miembros de la familia.
Luego se cambió al centro, en un edificio que por veinte años fue reconocido por la comunidad valdiviana, en esos años hizo la primera clínica móvil del sur, operativos en ayuda a los animales, y también vio crecer el personal que trabajaba en la clínica.
Lleva al rededor de siete años realizando labores veterinarias en el barrio Plazuela Berlín, llegó apostando por una casa antigua que estaba abandonada en el sector y afirma que quiso aportar al desarrollo comercial del lugar, ya que si a todos les va bien el barrio seguirá creciendo y de buena manera.
Actualmente el médico veterinario impulsa la creación de un albergue para animales sin hogar situación en la que -a su juicio- la municipalidad no ha hecho nada, aseverando que aún no habría un terreno para realizarlo.
Una de las características actuales de la Clínica Veterinaria Boroschek es que recibe a niños, desde los tres años, para que realicen labores de voluntariado en el lugar, hecho en el que asegura han aprendido que los animales sufren, sienten, viven, mueren y que son igual que ellos.
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¿Cuáles fueron sus motivaciones para dedicarse a esta área?
Siempre quise ser médico veterinario, a los diez años ya recogía perros, gatos, aves y trataba de ayudar en lo que fuera posible, llevándolos a mi casa aunque no podía hacer mucho. Sacaba a pasear los perros de los vecinos, le hacía cariño a los gatos, trabajé mucho con vida silvestre, con animales exóticos y de a poco me fui relacionando cada vez más con los animales.
Siempre tuve claro lo que quería hacer, que era tener una clínica veterinaria y trabajar con animales, en vida silvestre y animales exóticos, hecho que logré hace muchos años atrás y estoy contento con lo que realizo ahora.
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Debido al reconocimiento que otorga la gente en usted, ¿En qué cree que se diferencian sus servicios de otras clínicas veterinarias?
Yo creo que se debe a la trayectoria, ya que he sido uno de los primeros que se decidió, como médico veterinario, a no estar con las vacas y caballos, sino que con los animales que en esos años se consideraban inservibles, pero para mi no era así, y también por el compromiso social que hemos tenido los que aquí trabajamos.
Realizamos muestras caninas, vamos a las escuelas especiales con los perros, atendemos a animales que no tienen recursos. Hemos ido equilibrando las cosas en lo social, lo comercial y la clínica y como lo hacemos no tanto por el dinero, sino que porque a mi me gusta y me entretengo y converso con los animales y los voy a ver cuando están hospitalizados diciéndoles cosas como “ya los van a venir a ver” y creo que hay una relación más cercana con los animales que a lo mejor la gente lo visualiza, pero a todos los que trabajamos aquí nos hace muy felices.
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Actualmente ¿Cuáles son los animales que más visitan la clínica?
La mayoría son perros, los gatos también están ganando mucho terreno porque las casas son más pequeñas, para la gente que vive en departamentos los gatos son más independientes y son igual de cariñosos, por lo que se están derrumbando todos los mitos sobre su maldad, eran asociados a las brujas, transmisión de enfermedades, traidores y son todos mitos falsos.
Luego vienen las aves, los canarios, las catas, y después los hamsters, roedores, hurones y una infinidad de mascotas que tienen la gente.
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A su juicio ¿En la actualidad existe mayor responsabilidad en las personas con sus mascotas?
Cada vez hay más responsabilidad, los programas de televisión de mascotas, las nuevas leyes también han ido haciendo cada vez más conciencia a que la gente le cueste un poco más ir a botar al perro -por ejemplo- igual lo van a botar, en invierno puede que lo tengan afuera y el perro llega con neumonía, y aquí uno tiene que decirle que “el perro tiene tanto frío como usted” y que “si usted tiene frío el perro también”.
Aún falta sensibilizar sobre todo a los niños, hay niños que tienen trato con animales y en una circunstancia en que llega un perro en mal estado, yo le pregunto a los padres ¿ustedes le dijeron que el perro estaba mal?, a lo que responden “no porque es un niño”, y es ahí donde se esta perdiendo la oportunidad de educar.
Se están formando grupos de educación que yo creo que es la salvación de los animales, y lo que falta en Valdivia es que la Municipalidad apoye un canil o un albergue para ir a dejar los perros atropellados, y que animales que no tienen dueño reciban una atención adecuada.
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¿Cómo va el proceso de realizar un canil en Valdivia?
Ese fue un proyecto que hice, pero al solicitar el terreno en el gobierno anterior no lo facilitaron, y la municipalidad tampoco tenía un terreno para dar y hacer el albergue, más que canil, porque no es una cárcel, y ahora se reactivó el proyecto y esperamos que siga adelante, pero en el gobierno no lo tomaron como una prioridad y falto compromiso.
Ahora yo veo más compromiso pero, la municipalidad tampoco tiene dinero, entonces quiere externalizar el albergue en grupos de amigos de los animales, lo que no me parece tan justo porque en otros lugares los municipios si han hecho albergues y si funcionan y esta es una de las pocas ciudades que no tienen y en donde la Municipalidad no ha hecho nada.
La municipalidad supervisa, porque el Estado les pasa dinero para hacerlo, también colocan chips en algunas campañas, y eso esta bien, pero no es todo lo que falta, porque falta un lugar. Y en eso estamos, tratando de convencer al municipio y sino buscaremos otra opción entre los valdivianos.
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Desde hace unos años su clínica recibe escolares para que realicen voluntariados ¿Por qué cree que es necesario que los niños se vinculen desde pequeños en estas actividades?
Primero porque algunos niños demuestran interés por ser veterinarios y conocer a las mascotas y tienen dudas de si podrían ser veterinarios o no, y aquí ellos pueden ver si son capaces de ver sangre o sufrimiento, porque no todo es bueno. Algunos se fanatizan y terminan siendo médicos veterinarios, ya que llevamos hartos años haciéndolo.
Otro de los intereses es porque les enseñamos a cuidar a los animales, a quererlos, y a que entiendan que sufren, sienten, viven, mueren y que son igual que ellos.
También vienen niños de escuelas especiales, con problemas de socialización, de SENAME, niños que nunca se han dejado tocar por una mascota y los perros los persiguen hasta que los tocan y los niños por primera vez se ríen, o adolescentes que tienen sentimientos suicidas y trabajando acá se les pasaron totalmente y cada vez vemos mejores resultados con el trabajo con personas.
Nosotros creemos que los animales mejoran a las personas y las personas mejoran a los animales, y ese es uno de los lemas que le quiero colocar al albergue, que la gente que necesite mejorar se vaya a trabajar con los animales y los ayuden a mejorarse.
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¿De qué manera podemos contribuir al bienestar animal?
Partiendo de la base de reconocer que los animales sufren, sienten y son inteligentes, y que no son cosas como lo dice la ley; que son parte de la familia; que son parte de la estabilidad emocional de una ciudad y del país, porque un país que maltrata a los animales es un país maltratador de personas, y creo que en cada acción y en cada momento en que ayudamos a un animal estamos educando y construyendo una mejor ciudad, que respeta la vida, y que habla de una alegría animal.
Creo que cada vez las familias son más pequeñas y las familias con animales son más grandes, porque son una persona con su mascota y eso es porque confían más en ellos que en las personas o porque se sienten más a gusto llegando a su casa y saludando al gato o al perro.