El Día de las Regiones
Desde el año 2009 que en nuestro país se celebra el Día de las Regiones el 31 de marzo, y me imagino que para la mayoría esto es una sorpresa, ya que debe ser una de las efemérides menos difundidas. Y es que una fecha de celebración no logra cambiar lo que estructuralmente tenemos en […]
Desde el año 2009 que en nuestro país se celebra el Día de las Regiones el 31 de marzo, y me imagino que para la mayoría esto es una sorpresa, ya que debe ser una de las efemérides menos difundidas. Y es que una fecha de celebración no logra cambiar lo que estructuralmente tenemos en Chile: Un país profundamente centralizado, donde sus elites del centro político y económico han afianzado el control de un poder que no gustan compartir, ni menos diversificar.
Lo sabemos, estamos dentro de los países más centralizados de América Latina y la OCDE, y los procesos que nos alejan de las peores ubicaciones en el ranking -como la futura elección de Gobernadoras/es Regionales- no han sido con la plenitud de potestades ni con una convicción política contundente.
Ahora bien, ¿Porqué es tan importante dejar de ser un país centralista y posicionar a las regiones en un lugar de importancia nacional? Porque por esa senda podemos asegurar de mejor manera procesos de democratización en la toma de decisiones, como también, la disminución de las desigualdades territoriales.
No es por tanto cualquier descentralización, es una profundamente democrática, que ponga a nuestros territorios y a su gente en el centro de los modelos de desarrollo con un énfasis puesto en la igualdad y la participación.
Para lograr esto, contamos con múltiples experiencias internacionales, como también con instrumentos de participación y gestión pública que nos puedan ayudar; desde los plebiscitos locales y espacios de gobernanza ciudadana a nivel político, como impuestos regionales y transferencias de igualación fiscal a nivel económico.
No obstante, para lograr avanzar en estos caminos, urge que exista una unidad política y social a nivel de nuestras regiones y comunas, y que tengamos por objetivo algo que nunca en nuestra historia nacional ha sido sencillo: arrebatar poder, exigir su repartición, y no desde las elites centralistas a las elites regionales, sino que de las primeras hacia la ciudadanía. Ahí está el desafío.
Para ello debemos atrevernos a pensar Chile desde las regiones, y desde aquí, demostrar que tenemos las capacidades y fuerza ciudadana para impulsar nuevos modelos de desarrollo y participación. Que es desde los espacios comunales y regionales, donde se pueden lograr mejores condiciones de vida para las grandes mayorías, y que es posible repensar tanto el Estado y nuestra economía, ahora con criterios que aseguren una vida digna y justa. Sé que eso es posible.