Farmacias Comunitarias y su desconocido rol sanitario
Las farmacias comunitarias (farmacias privadas) son centros de salud de interés público, con amplia distribución geográfica en el país. Se estima que en entre los años 2015 y 2018 operaron 3 mil 809 de ellas, convirtiéndose en el primer punto de contacto de las personas con el sistema de salud y con un rol implícito como prestadores de salud en la atención primaria.
Bajo esta mirada, toma importancia la participación de los farmacéuticos, tanto como profesionales funcionarios o profesionales-propietarios, en su contribución a la salud pública, siendo siempre un profesional disponible para resolver cualquiera de las dudas que pudiera tener nuestra población en temas de medicamentos, enfermedades, síntomas, hábitos de vida o simplemente un oído para escuchar aquellas dolencias que vienen del alma.
Este rol, ha permitido que los farmacéuticos comunitarios, se ganen la confianza, aprecio y respeto de los pacientes en cada ciudad y siendo indicados como el “boticario del pueblo” o decir “voy donde mi médico de la farmacia”.
Eso hace mucho sentido, pues la farmacia comunitaria debe realizar un tránsito hacia un modelo, que permita no solo mejorar el acceso en todo su sentido, sino que también lo vincule con la comunidad, tomando un rol relevante en su participación en los procedimientos y actividades de la salud pública.
Esto permite ejecutar actividades que incluyan la promoción de la salud, prevención de la enfermedad y otras que vayan en beneficio del éxito terapéutico de los tratamientos farmacológicos de los pacientes crónicos, pues mucha de las actividades que hoy se desempeñan en la farmacia comunitaria están relegadas al ámbito administrativo, que incluyen principalmente, gestión de recursos humanos, abastecimientos y ventas.
La pandemia por COVID-19 ha causado que muchas actividades en salud se tengan que reconvertir o replantear, en ese contexto, la farmacia comunitaria también tuvo que realizar estrategias que le permitan garantizar seguridad a su personal y usuarios y dar continuidad a la atención.
Algunas de estas medidas que se implementaron son:
- Iniciar turnos de resguardo de personal.
- Modificaciones de horarios para facilitar movilización del personal y acceso a usuarios.
- Implementación de sistemas telemáticos de ventas y atención.
- Despachos a domicilio.
- Implementación de medidas estrictas y cumplimientos de protocolos de atención, higiene y seguridad de los locales.
- Adecuación de las plantas físicas, para adecuar los flujos y asegurar la distancia social permitida.
Por otro lado, el nivel de consultas por parte de los pacientes, se ha incrementado, a fin de evitar por parte de ellos la exposición en los centros asistenciales, y por lo que los equipos de las farmacias que se encuentran en primera línea, han respondido en forma proporcional a esta demanda y se han empeñado en atender en su totalidad cada una de las necesidades y en aplicar criterio cuando esta consulta es necesaria de ser derivada y ser resuelta por otro nivel de atención y profesional.
Hoy se reconoce a la farmacia comunitaria (retail e independientes), como un centro de salud, que hoy más que nunca visibiliza su aporte en el mesón de atención, pero la comunidad también exige que se avance en recuperar su rol social y que la sea parte del sistema de salud del país, y eso implica prestar servicios centrados en las necesidades de las personas y no como respuesta a un bien comercial.