Necesitamos que vuelva el tren
La geografía de nuestro territorio nacional ha sido propicia para que la formación del estado de Chile se acompañe con la consolidación de las vías ferroviarias, y principalmente desde los siglos 19 y 20, ya que el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso e integración. No obstante, sabemos que el Tren, por distintos motivos, ha […]
La geografía de nuestro territorio nacional ha sido propicia para que la formación del estado de Chile se acompañe con la consolidación de las vías ferroviarias, y principalmente desde los siglos 19 y 20, ya que el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso e integración. No obstante, sabemos que el Tren, por distintos motivos, ha pasado por momentos de auge y decadencia en nuestro país.
El sistema férreo nacional llegó a contar con 7.658 km de vías al año 1913, con puentes ferroviarios que se han transformado en ícono de la ingeniería en Chile, como el viaducto del Malleco, y más cerca en nuestra Región los puentes Contra N° 1 y puente Chirre, por nombrar sólo algunos, y como medio de conectividad llegó a transportar cerca de 27 millones de personas el año 1973.
También es sabido que desde la década del 50, el servicio de transporte de pasajeros y de carga ya comenzaba a presentar un rezago debido a la falta de inversión en infraestructura, hasta que la empresa administradora (EFE) es gravemente afectada en el año 1978, cuando todos los fondos estatales les fueron cortados.
Desde la década de 90, con el retorno de la democracia, así como el aumento de la densidad de la población nacional, resurgió la necesidad de crear sistemas de transporte público interurbano a nivel nacional, comenzando un proceso de financiamiento para la rehabilitación de vías y compra de nuevos vehículos, además de servicios turísticos e históricos, pero no hemos avanzado más allá de esa intención, por lo que sus regresos han sido parciales, y en algunos casos fallidos.
El alto potencial de generación de energías renovables en Chile para el sector eléctrico nacional, que van en concordancia a las políticas de eficiencia energética y diversificación de la matriz de energía, nos plantea la posibilidad de restablecer líneas de trenes suspendidas y la creación de nuevos proyectos, públicos y privados, alimentados por un sistema de electrificación ferroviaria, por lo que el tren debería ser un aliado fundamental en el objetivo que se ha puesto de ser carbono neutral para 2050.
Los beneficios para que el Tren recupere sus estatus resultan incuestionables, incluso para los retractores, que argumentan que el ferrocarril no se sustenta sin subsidio estatal, ya que es preciso recordar que el los competidores directos sí reciben subsidios, por ejemplo, a los camioneros se les devuelve el 80 % del impuesto al diésel.
Los últimos anuncios del Gobierno también demuestren que el Tren sigue vivo, planteando proyectos para servicios de pasajeros y de carga en territorio nacional, pero también turístico, con proyectos que evocan décadas pasadas cuando el Tren era símbolo de progreso e integración, es así como ocho servicios turísticos se realizan en Chile, destacando en nuestra Región el “Tren el Valdiviano”.
Traccionado por una locomotora North British de 1913 tipo 57, que recorrió los ramales del sur de Chile con carga y pasajeros hasta mediados de la década de los 80, este servicio recorre la ruta Antilhue-Valdivia desde hace 15 años, con detenciones en Pishuinco, Huellelhue y Antilhue, y está compuesto por cuatro coches de primera clase Linke Hofmann de origen Alemán, construidos en 1923, 1930 y 1955 en la actual Polonia, además de un coche comedor. El viaje permite degustar la rua gastronómica del sector, complementado con el imponente paisaje del río Calle Calle, y se trata de uno de los principales atractivos turísticos de la Región de los Ríos.
Pese a esta noble motivación, la empresa de ferrocarriles del estado (EFE) no ha llevado adelante una gestión efectiva con pertinencia regional, centralizando la administración, y prueba de ello es que la última celebración del día del Patrimonio, el Tren “El Valdiviano” ni siquiera programó un recorrido.
Es por ello que se hace un llamado a la reflexión, en la Región de los Ríos ha persistido desde hace varios años una posición única y transversal para relevar el valor patrimonial de la Ruta Valdivia – Antilhue, con una administración regional llevada adelante por la sociedad civil, amante del ferrocarril, y apoyada por los respectivos gobiernos regionales.
Rescatar el valor del tren, a nivel turístico patrimonial es una tarea relevante para la región, tanto para el transporte turístico, como la puesta en valor patrimonial, a través de la Construcción del Museo del Vapor, y a nivel nacional es de esperar que la perspectiva de ser un país desarrollado y sustentable, permitan recuperar el ferrocarril como aliado fundamental para lograr este propósito.