Prohibido (no) fumar
“El fanatismo de los predicadores contra el tabaco, los lleva al delirio”, reza una frase de una columna de un hombre público. Esto a propósito de una verdadera campaña dirigida a proteger la salud de los chilenos a través de una verdadera persecución a quienes todavía se atreven a decir que les agrada fumar. Y […]
“El fanatismo de los predicadores contra el tabaco, los lleva al delirio”, reza una frase de una columna de un hombre público. Esto a propósito de una verdadera campaña dirigida a proteger la salud de los chilenos a través de una verdadera persecución a quienes todavía se atreven a decir que les agrada fumar.
Y si de eso se trata, cabe mencionar al alcalde Lavín y sus concejales con la bobería de prohibir incluso fumar en las plazas de su comuna. Tal vez en un tiempo más, a quienes estén resfriados y tengan tos se les prohíba ingresar a la incontaminada comuna de Las Condes, para evitar posibles contagios a los distinguidos e inmaculados vecinos, y de paso proteger a la capital, al país y a la galaxia. . . y a la pasada, recoger algunos votos para las presidenciales.
Y como la insensatez ya parece no tener límites en nuestro país, nuestros geniales congresistas, liderados es de suponer, por el senador y sumo sacerdote de la Salud Pública, senador Guirardi, han tramitado proyectos insensatos para prohibir fabricación y venta de caramelos, o juguetes que asemejen la forma de un cigarrillo, o sea, cuchuflíes, barquillos, etc
Se ha escuchado, muy en ciernes por ahora, que preparan su estreno en sociedad, algunos grupos antivacunas, porque según ellos, la inoculación sería entre otras consecuencias, la causa del autismo en niños. Por supuesto, ya existen agrupaciones antivacunas en USA, razón más que suficiente para iniciar la participación de nuestras minorías criollas en creencias semejantes, y traerlas al continente sudamericano para hacer de nuestra patria, una copia feliz del Edén como se supone es yanquilandia.
De hecho, en dicho país ya existe una minoría que solamente bebe agua de pozo o manantiales, en el convencimiento que el agua tratada con cloración es dañina para el organismo. Demás estará decir que existe suficiente evidencia científica de casi un siglo, que afirma que la muy baja cloración es inocua y protege la salud del esmalte dental, pero en fin.
No sería raro que con el paso del tiempo, aparezcan grupos decididos a optar por la verdad entregada por el Tarot o alternativamente por la magia negra, antes que por el conocimiento adquirido a través de la investigación científica. ¿Sería tan raro ? No creo.