Rodolfo Catricheo: Más de sesenta años realizando el arte de la sastrería en Valdivia
Asentado en el tradicional barrio Plazuela Berlín, Rodolfo Catricheo es dueño de una de las pocas sastrerías de Valdivia, liderando la continuidad del arte de la confección de prendas a medida, que sus clientes, de diferentes zonas del país, llegan a pedirle.
Comenzó a desarrollar el gusto por la costura en el año 1956, empezando como junior en sastrerías de Valdivia, cuenta que tuvo que aprender desde abajo, limpiando, ordenando y cosiendo las prendas que sus mentores le mencionaban.
Fue a los veinte años cuando Rodolfo Catricheo comenzó con el oficio de manera profesional, en la sastrería “Sanhuesa Hermanos”, para luego continuar ejerciendo el oficio, hasta llegar a instalar su propio local en calle Picarte #1985: Sastrería Catricheo.
En el año 2014 fue declarado Patrimonio Viviente, en reconocimiento de su aporte al arte y confección en Valdivia y dentro de las palabras que brindó a esta entrevista destacan el agradecimiento que tiene por su profesión, ya que afirma que ha tratado de hacer las cosas bien.
Para conocer un poco más sobre su trabajo, RioenLinea conversó con Rodolfo Catricheo para destacar el aporte que entrega al arte y la confección en la ciudad.
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¿Cómo aprendió este oficio?
Lo aprendí como junior en el año 1956, y empecé en la sastrería “Sanhuesa Hermanos”, que era una tienda de tres hermanos que tenían sucursales en Osorno, Valdivia y Concepción. Después el dueño se fue a Concepción y me quede trabajando en la sastrería Pedro Contreras, que estaba en Picarte #511, y luego empecé a trabajar en la tienda de Oscar Villegas, realizando el mismo oficio.
El procedimiento mío fue Junior y en la sastrería Oscar Villegas aprendí a hacer parte del vestón que se trabaja a mano para que uno aprenda a soltar la mano y se trabaje mucho más rápido.
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¿Por qué cree que el oficio de la sastrería ha ido desapareciendo?
Yo creo que las personas que acuden a un sastre son las que se quieren vestir elegante, y el sastre cobra mucho más caro que la confección que se produce hoy en día (retail o grandes tiendas). Cuando llegó la confección también llegaron las prendas baratas.
Cuando yo empecé a trabajar había más de treinta sastres en la ciudad, porque no había confección y todo se mandaba a hacer, sin embargo, cuando ésta llegó los sastres empezaron a desaparecer, porque para tanto sastre la clientela no da para continuar trabajando, porque la confección mató al sastre.
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¿Cuáles cree usted que son los requisitos para llegar a ser sastre?
Tener paciencia y tiempo, el sastre es el que sabe cortar y realizar todo el procedimiento para hacer una prenda. La profesión es muy larga y por eso la juventud no quiere hacer este trabajo. Hoy en día los jóvenes quieren hacer prendas en poco tiempo y eso es imposible, por eso faltan sastrerías, porque la profesión es muy larga para aprenderla.
A mi esta profesión me gusto porque es limpia y hace que la gente se vea decente, pero este oficio hay que quererlo, esta profesión es muy buena para mí y me ha dado todo.
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¿Qué es lo mejor de ser sastre?
Lo mejor de ser sastre es trabajar bien, que mis trabajos salgan bonitos. Y en ese sentido me gustaría contar un anécdota, hace muchos años atrás vino una señora a preguntar el valor de un blazer, y yo le dije que no hago blazer porque es muy caro, ella me preguntó ¿cuánto?, a lo que respondí $80.000, luego me preguntó por un pantalón, un chaquetón y un abrigo, le dí los precios, y luego de eso me contestó que le realice los trabajos, era la esposa del General Artejo, así que le hice las prendas y quedó muy conforme.
Eso me dice que para que el sastre sea bueno, el cliente debe ser exigente, porque sino uno no aprende, porque cree que todo lo esta haciendo bien, y no es así. Si el cliente me exige me dirá las fallas que tiene mi trabajo, y yo debo dejar las prendas como las personas lo quieran.
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Hoy en día, ¿Cuál es el servicio que más busca la gente?
La gente busca composturas, porque van a comprar un terno al comercio, y le quedan las mangas, el pantalón, o el vestón largos, y se ve obligado a acudir al sastre para que se lo acorte, trabajo que otras personas no saben hacer porque hay que dejar las prendas bien parejas, algunas partes redondas, y algunos van donde otros profesionales y se los dejan chuecos, en cambio el sastre le dejará la ropa bien hecha y que no se note que ha sido arreglada.
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¿De qué manera ha afectado el retail a la sastrería?
La persona que se viste bien y con buenas hechuras y va por ejemplo a Ripley, ahí hay diferentes variedades de ternos, pero esos también tienen un alto valor, porque son de buena calidad, en cambio lo que venden otras tiendas son de mala calidad. Esa es la diferencia que hay entre la buena confección y la de ahora, por lo mismo después llegan las personas a pedir que arregle sus prendas.
En Chile sale buena confección por parte de algunas tiendas, pero hay otras fabricas que son bastante malas, en donde no abren bien las costuras y son totalmente feas.
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A su juicio ¿Qué cree que se podría hacer para que este oficio no se pierda?
Harta gente me ha preguntado eso, yo creo que hacen falta profesores que enseñen el arte de la verdadera confección, así saldrán jóvenes aprendiendo a cortar, por eso es necesario que sean maestros buenos.
En ese sentido yo tengo algo a mi favor, porque yo empecé de junior, con vestones, pantalones, chalecos y yo los confecciono, entonces lo que después se me hizo más fácil fue cortar, por lo que le puedo decir a algunos maestros cuando sus trabajos están mal hechos, porque como yo confecciono yo se lo que esta bien.
El Gobierno debería preocuparse de hacer una escuela de arte y confección, y ahí saldrían más sastres. Hay personas que me preguntan que a quién le voy a dejar mi legado, y hay un joven que pasa por acá y es muy responsable al que le quiero enseñar a cortar, y como el ya tiene algunos conocimientos sobre costura, ya está un poco más fácil para continuar la profesión. Para esto no se requiere tanta teoría y lo más importante es aprender a cortar.